Y por último su despacho de trabajo.
Mientras ella ordenaba los papeles y documentos, yo organicé el material de escritorio y manualidades.
Aquí tuvimos más en cuenta el sentido práctico que la belleza. No podía haber ciertos objetos peligrosos a una altura que el bebé , que ya anda, pudiera coger.
Y las últimas horas las tuvimos que hacer con su hijo presente. Todo un reto para que estuviera entretenido y nos dejara trabajar. Le dábamos los papeles para que los rompiera y tirara a la bolsa de basura. Un destructor de papel muy económico.
Los niños siempre son bienvenidos en mi trabajo. Hay que facilitar la conciliación.