Cuando recibí ayer la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, primero me vino la misma sensación de orfandad que a mucha gente. Pero enseguida pensé en las palabras de Jesús en el Evangelio: “No os dejaré huérfanos”.
Quizá alguno se pregunte por qué escribo sobre el Papa en un blog sobre la familia y el hogar. La razón es que pertenezco a la Iglesia Católica, que es una gran familia. Y cada familia cristiana es, a su vez, Iglesia doméstica.
Cuando en una familia el padre se pone enfermo o es muy mayor, es obligación de los hijos intentar corresponder a sus desvelos, cuidándole y demostrándole su cariño.
Es el momento de agradecer a Benedicto XVI todo lo que ha hecho por nosotros, con nuestro cariño y con nuestra oración.
¡MUCHAS GRACIAS SANTO PADRE!
Pues yo no sentí horfandad, cuando lleguë a casa y mi marido me dijo que había llamado nuestro sobrino sacerdote para contarlo, y que lo estaban poniendo en televisión, sentí gratitud, mucha gratitud, por haber hecho un esfuerzo tan grande siendo tan mayor y dévil y que si ahora no se siente con fuerzas para seguir, Dios nos dará otro sucesor con otros carismas y ayudado por el Espiritu Santo llevará la Iglesia como conviene ,!Santo Padre que Dios le proteja; todavía siento la alegria de verle en la JMJ de Madrid, con unas peregrinas mejicanas alojadas en nuestra casa!